domingo, 13 de noviembre de 2011

EN LA QUIETUD DE LA NOCHE





Quietud de la noche…
¡magnifico encuentro!
del ser con la paz
en la balaustrada del tiempo.
Es el sonido del aire
un soplo que acuesta el viento,
entre el guiño de le estrella
y el gemido del silencio.
Una caricia en la sombra
que sigue a  mi pensamiento,
y el remanso que te lleva,
 al baluarte del sueño.



EN EL BALANCÍN DE LOS SUEÑOS



 
Mi mente vigilante nocturna,
se columpia en el balancín de los sueños,
haciendo malabares y piruetas,
entre las cuerdas circenses del tiempo.
Y se desliza misteriosa por los vientos
que llegan al confín del universo,
un sideral encuentro con la nave,
que lucha embravecida a barlovento.
Se estrujan los sentidos desmayados,
por resistir al temporal que apremia,
feroces, tormentosos, expectantes,
que arrastran las mutiladas penas.





MIRANDO EL MAR


Yo quiero ver el mar en esa gran orilla…
cuando el atardecer trae destellos rojos,
vistiéndome de ninfa o sirena que brilla,
por ver el resplandor que proyecta en mis ojos.
Y navegar con el cual una palomilla,
respirando la fe que perdió en los abrojos…
con mis alas hallar  y plantar la semilla,
que germine en la paz y lave mis enojos.

POR EL ALIENTO DEL VIENTO


Llévame a esa frontera
de libertades soñadas,
con crepúsculos sin sombras,
Ilusiones y esperanzas.
Donde reviven los sueños
pintados con lunas blancas
de nácar y terciopelo
en las fuentes azuladas.
Llévame rasgando el velo
que cubre toda nostalgia,
y despeja los temores
que hoy envuelve mi añoranza.
Que voy buscando en tu pecho
el abrazo con mil  ansias,
y acaricien tus ternuras
la entretela de mi alma.
Llévame por las veredas
por donde corren las garzas,
en los pastos y en los juncos,
y azucenas  perfumadas
por el aliento del viento
cuando viene a visitarlas,
envuelto en azahares…
que le robó a las guirnaldas.




RECORDANDO A LA CALANDRIA

Era la hermosa calandria,
y sus trinos se escuchaban,
en la frondosa campiña
¡dulces ecos de añoranza!
Y  hoy recuerdo también…
el marco de azul y plata,
que entre la mar y ese cielo,
todos los días miraba.
En ese fresco aspirar,
de las rosas engarzadas,
que abanicaban el aire…
al borde de la muralla.
Era ese tiempo pasado,
bordado en verde esperanza,
que movía mi embeleso,
de zagala enamorada.
Era la puerta que abría
el templo de las miradas,
absorbiendo cada día,
emociones encontradas.
Era nacer y vivir,
soñar en la luz del alba,
despertando sensaciones ,
que hoy quiero recuperarlas.





LES CANTAN LOS RUISEÑORES




Mis niñas estan soñando…
co un  gran campo de flores,
les cantan los ruiseñores,
y ella se van despertando,
con su trinar... escuchando.

Por el prado entusiasmadas
se ríen ilusionadas…
Con alborozo festejan
y enternecidas me muestran
cuatro rosas perfumadas.